La luna
‘¿Cómo se llama eso que está en el cielo de noche ? De día es el sol, ¿de noche… ?’ La mujer me mira y sólo cuando le respondo, retoma el hilo de su discurso. ‘Eso que lleva ahí –señala mi colgante- parece una luna’. Estamos sentadas una frente a la otra en los asientos naranjas del Metro. Venía al parecer hablando con el señor que estaba sentado al lado mío y a quien oí anunciarle amablemente que bajaba, y despedirse. Eso fue hace un par de estaciones. Ahora comprendo que el hombre no la conocía más que yo, que la mujer habla con toda persona que se le pone delante. Su actitud, sin embargo, lejos de molestarme, me apacigua. Es quizás el tono melodioso de la voz, el ritmo lento buscando las palabras para contar una historia que parece preocuparla, o acompañarla, pero de la que no logro desentrañar más que frases sueltas, una casa, alguna persona en esa casa. Tendrá unos ¿sesenta ? años. Lleva el pelo corto y sin gracia. Mira a los ojos cuando habla con expresión a la vez inocente y ca